Por
Omar Farías Luces
Durante estos tiempos tan
difíciles para todos, en especial para el sector
empresarial, el mejor aliado de las pequeñas y medianas compañías, es el
correcto manejo del flujo de efectivo,
ya que ayudaría para lograr una pronta recuperación y el regreso a la
competencia.
La reciente crisis sanitaria ha puesto a prueba la
fortaleza y funcionamiento de estas empresas, donde los cierres físicos, la
falta de digitalización, pero sobre todo la descapitalización inmediata y la desorganización
financiera se sumaron a los riesgos
innatos del sector comercial, teniendo como resultado la crisis y deudas
importantes.
Entonces, para prevenir y corregir
los escenarios adversos, donde el flujo
de efectivo deficiente se transforma en duros problemas de solvencia, que
eventualmente puede llevar incluso a cerrar un negocio, una liquidez sana y
adecuada sería la base para hacer frente a la contingencia de la mejor manera
posible, a esto se le llama alfabetización financiera.
Como parte de esa
alfabetización financiera con respecto al flujo de efectivo, a pesar de los
diversos factores externos, la
solidez del flujo se apoya en pilares consistentes como el equilibrio, orden y
control para una pronta recuperación de los impactos generados por el virus.
Lo primero que se debe tener
claro es el diagnóstico del historial de ingresos y egresos, así como proyectar
futuros escenarios posibles, de manera de ahorrar tiempo valioso y recursos.
Asimismo, es válido apoyarse en herramientas
digitales que sean seguras y confiables, así como también existen acciones
y prácticas que se pueden aplicar.
1.- Evaluar el estado del
negocio es vital, ubicar a tiempo las áreas de riesgo para plantear posibles
escenarios y estrategias, y así
reducir al mínimo posibles problemas.
2.- Aprovechar los ingresos
de forma inteligente, la clave es centrarse en maximizarlos identificando
cuáles son más consistentes y a qué deben destinarse.
3.- Ajustar los egresos, el
objetivo es fijar nuevas prioridades
y buscar el mejor momento de hacer pagos sin que esto implique una pérdida.
4.- Probar escenarios, tener
visibilidad y entendimiento de los distintos contextos del flujo de efectivo es
indispensable para poder escoger los momentos de pagos o inversiones.
5.- Garantizar la
anticipación, esto se trata de prever el futuro del negocio para cambiar de
dirección a tiempo. Siempre es bueno tener un plan B o C con base en decisiones
informadas y analizadas, listo para ser aplicado cuando sea necesario.
Recordemos que los escenarios
adversos permiten que surjan oportunidades
que se deben aprovechar y asimilar con mayor rapidez, para eso es necesario
contar con el conocimiento y la agilidad de accionar adecuadamente.
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