Por Omar Farías Luces
Existen hábitos
que demuestran si estás inseguro a la hora de comunicarte con tu equipo de
trabajo, lo que te debilita como líder
y a su vez, pone en riesgo toda la cadena de producción. Aprende a reconocer
las señales de tu incomodidad en el
liderazgo para que puedas evitarlas y fortalecerte:
Risa nerviosa: Esto representa incomodidad y nerviosismo, por lo que si
no lo atiendes a tiempo, puede convertirse en un gran obstáculo para tu autoridad. En este caso es recomendable
analizar las conversaciones con tu entorno laboral, bien sea con los gerentes o
los empleados, para definir cuándo
debes reírte y cuándo mantenerte serio.
Agudizar la voz: Es posible que utilices una entonación errada al
finalizar las oraciones, se trata de cuando haces que lo que dices suene como
una pregunta. Esto disminuye el efecto de tus argumentos como autoridad, ya que
le dificulta a las personas, el poder distinguir entre una pregunta y una
orden. Una de las maneras más eficaces para evitar o corregir esta característica, es grabarte cuando haces
reuniones, así podrás identificar este hábito y poner manos a la obra.
Evitar el contacto
visual: Tu autoridad se debilita
cuando no puedes hacer contacto visual con tus empleados. Si ves directamente a
los ojos de las personas cuando estás dando instrucciones o noticias, te ayuda
a tener el control, además de generar confianza,
mientras que si fallas también puedes que las personas sientan que ocultas
algo. Lo recomendables es siempre mirar los ojos cuando hablas, y si se trata
de un grupo de personas, trabaja en hacer contacto visual con la mayor cantidad
de personas durante la conversación.
Ser el “amigo”: Si eres ascendido para ser líder de tu grupo de trabajo,
debes marcar una línea para dividir la amistad de lo laboral, si no lo haces se
te dificultará la toma de decisiones y la aplicación de disciplina cuando se requiera. Por otra parte, esto permitirá que
los empleados se aprovechen de ti. Entonces, habla con tu equipo directamente
sobre tus metas y expectativas, y deja claras las reglas.
Esquivar la
responsabilidad: Esto se trata del
típico “Yo no hago las reglas”, y es un error crítico. Cuando lideras a un
equipo debes inspirarlos por las metas,
presentando la dirección u objetivo de la mejor manera y con un plan
establecido.